31 de enero de 2020
Protección ambiental, un desafío para la sociedad angoleña
El desafío lanzado hace 44 años sobre la necesidad de adoptar niveles de vida sostenibles, capaces de promover una gestión equilibrada de los recursos naturales, lamentablemente todavía es actual para la sociedad angoleña.
Cuando, en 1976, se instituyó el Día Nacional del Medio Ambiente el 31 de Enero, en Angola, como resultado de la Semana de Conservación de la Naturaleza, celebrada en Luanda, el propósito era despertar la conciencia humana sobre la necesidad de proteger el medio ambiente.
Sin embargo, las noticias angoleñas muestran lo contrario con la agresión, en todos los sentidos, de los ecosistemas: hay una emisión creciente de CO2 en el aire, la deposición de grandes cantidades de plástico en los suelos y mares y la contaminación de los océanos con petróleo crudo.
Las autoridades angoleñas han llevado a cabo o promovido acciones a favor del medio ambiente, pero los ataques contra la vida animal y vegetal continúan con la caza furtiva, la deforestación, las construcciones que destruyen el ecosistema, la contaminación ambiental, entre otras acciones nefastas.
La Constitución de la República de Angola, en su artículo 39, establece que "toda persona tiene derecho a vivir en un ambiente sano y no contaminado, así como el deber de defenderlo y preservarlo", sin embargo, la realidad muestra que la población es por debajo de estos diseños.
Los datos oficiales indican que, entre 2018 y 2019, 1.887 animales fueron sacrificados en las provincias de Cabinda, Moxico y Cuando Cubango, incluidos monos, serpientes, jabalíes, chimpancés, pangolines, pitones, gacelas, guepardos y tortugas marinas.
Muchas de las especies son sacrificadas dentro de los parques nacionales, utilizando la violación de los puntos de la cerca.
La ausencia de legislación penal, la falta de divulgación de la legislación actual sobre el tema, la sincronización institucional y los recursos humanos y técnicos para satisfacer las necesidades locales de gestión de la biodiversidad, así como la impunidad ambiental como un sentimiento común, entre otros, son algunos de los limitaciones en la lucha contra la caza furtiva.
En consecuencia, se deben adoptar medidas para desalentar y castigar estos actos, como la aprobación de una ley sobre delitos ambientales relacionados con la fauna y la flora, la regulación de la ley básica de los bosques y la aprobación de la ley de caza e integración Derecho penal ambiental en el sistema educativo.
La traducción de la legislación ambiental a los idiomas nacionales y su difusión, el cierre obligatorio de todos los lugares de venta de especies y la creación de un entorno de mayor sintonización institucional son otras acciones que deben activarse.
La deforestación, con mayor incidencia en Cabinda y Cuando Cubango, provincias donde se registra la tala ilegal de grandes cantidades para la venta de madera, es otro factor destructivo de la naturaleza, como es el caso de los edificios en lugares susceptibles de afectar el ecosistema, como es el caso de Luanda.
En la capital del país, tres áreas turísticas lideran estas construcciones, a saber, la Bahía de Luanda y las Islas de Cabo y Mussulo.
En el primero, hay flora y fauna. Una diversidad encarnada en peces, moluscos, algas y huevos de tortuga en riesgo, debido a la acción irresponsable del hombre al transformar su espacio en una "alcantarilla" abierta.
En el "paraíso natural" de Mussulo, la inmensa ambición humana se encarga de todo y muestra el mal ejemplo del tratamiento ambiental. Es el lugar preferido para la clase media alta, especialmente los fines de semana, días festivos y fin de año.
Además de los desarrollos económicos y las mansiones de hormigón instaladas en esa península, que destruyen ese patrimonio natural, Mussulo carece de la eliminación de toneladas de basura abandonadas por sus clientes habituales.
El lugar turístico más popular en la capital del país ha pasado de un paraíso lleno de manglares, desde la antigüedad, a un área donde los flamencos, pelícanos, golondrinas y gaviotas "luchan" para conseguir comida, de tan rara que se convirtió la vegetación.
La falta de conciencia ambiental no ahorró la "tarjeta de visita" de la ciudad de Luanda, Isla del Cabo, donde la invasión de los ciudadanos la convirtió en un lugar para los vándalos que disputan cada grano de arena sin observar los principios más elementales de conservación ambiental.
En Isla del Cabo, un espacio que albergaba varias especies de fauna y flora, también se construyeron casas y hoteles, utilizando hormigón. Las casas de madera fueron tragadas por edificios de usos múltiples.
Estos edificios aniquilaron las especies de tortugas que engendraron en el área. Hoy en día, solo es posible ver accidentalmente las dos especies de la isla del Cabo: la gigante (dermochelys coriáceas) y la pequeña (lepidochelysolivacea).
Estas muestras demuestran cuán urgente es capacitar a las personas sobre las actitudes que deben tener en su relación con la naturaleza, fundamentalmente el uso adecuado de los recursos naturales para que haya un desarrollo económico y social sostenible.
Solo así será posible promover el crecimiento económico sin comprometer los recursos naturales, cada vez más escasos y limitados, y garantizar un futuro más seguro y próspero para las generaciones presentes y futuras.
El lema elegido este año por el ejecutivo para la celebración del Día Nacional del Medio Ambiente - "fortalecer las capacidades locales para la sostenibilidad ambiental en Angola" - es instructivo.
La difusión del vasto potencial del ecosistema angoleño y los esfuerzos realizados por Angola a lo largo de los años para promover el ecoturismo y el desarrollo sostenible, es una señal inequívoca de la importancia que el gobierno atribuye al medio ambiente en la vida de las personas.
Es desde esta perspectiva que, desde 1976, la República de Angola se reserva anualmente el 31 de Enero como el "Día Nacional del Medio Ambiente", como una alerta a la necesidad de adoptar niveles de vida sostenibles.
Es imperativo que la sociedad reflexione sobre la importancia y relevancia del uso responsable de la naturaleza, evitando la codicia por los dividendos económicos y sociales a expensas de la no observancia de los criterios que mejoran el equilibrio y la sostenibilidad del medio ambiente, ya que la vida humana en la tierra sin calidad ambiental es a muy corto plazo.
Por lo tanto, la educación y la conciencia de la población sobre la importancia de la naturaleza para el hombre pueden despertar la negligencia que hoy destruye este bien común y asegura el futuro de las generaciones.