28 de Mayo de 2025

Arthur C. Brooks, experto de Harvard: “Debemos buscar la belleza moral, especialmente en tiempos de sufrimiento”

El autor y académico explora cómo los actos de bondad, valentía y compasión pueden no solo elevar nuestro espíritu, sino ayudarnos a vivir con mayor sentido y felicidad.

En un mundo saturado de cinismo, desconfianza y una dieta diaria de titulares sombríos, Arthur C. Brooks nos ofrece un giro de 180 grados: en lugar de circunscribirse en lo corrupto y lo feo, propone volcar la mirada hacia la belleza moral.

Esta forma de belleza, escribe Brooks, no se encuentra en lo físico ni en lo material, sino en acciones altruistas, sacrificios silenciosos y gestos de compasión sin agenda. “Debemos buscar la belleza moral en nuestras vidas, especialmente en tiempos de sufrimiento, cuando necesitamos inspiración y un recordatorio de que existe el bien en el mundo”, escribe.

La belleza moral se manifiesta, según Brooks, en actos de bondad sin recompensa, como perdonar a quien no lo merece, ayudar a un desconocido, o incluso entregar la vida por otro. Este tipo de conducta “exhibe un grado de altruismo claramente contrario a los intereses individuales”, subraya el autor.

Y lo más interesante es que no solo beneficia al receptor de la acción, sino que transforma también al testigo: el psicólogo social Jonathan Haidt llama a esta experiencia elevación moral, un fenómeno que se siente psicológica y neurológicamente, y que nos inspira a ser mejores personas.

Respaldo neurocientífico

La neurociencia respalda esta intuición. Estudios recientes han identificado áreas específicas del cerebro activadas por escenas de belleza moral. Uno de los investigadores más prolíficos en este campo, el psicólogo Rhett Diessner, ha demostrado que estos momentos desencadenan “sensaciones agradables de calidez en el pecho, sentimientos de elevación, de estar conmovido”.

Esta conmoción emocional no solo genera un deseo de actuar con más bondad, sino que también nos empuja hacia comportamientos prosociales que mejoran el bienestar colectivo.

Cómo encontrar la belleza moral

Brooks no deja esta búsqueda en el plano de lo teórico. Ofrece estrategias concretas para incorporar más belleza moral a nuestras vidas. La primera es simple pero poderosa: rodearnos de personas generosas. En lugar de vincularnos con quienes comparten nuestra negatividad, sugiere buscar la compañía de aquellos que nos superan en bondad. “Ellos modelan la belleza moral, y por lo tanto, la felicidad, que queremos en nuestras vidas”, apunta.

Otra forma de cultivarla es dedicar el tiempo libre al servicio de los demás. Desde voluntariados hasta viajes solidarios, muchas personas encuentran en estas experiencias no solo satisfacción, sino un nuevo sentido de propósito. “Cuando hacen del servicio a los demás un modo de vida, su felicidad y sentido de la existencia aumentan—tal como predice la investigación”, afirma Brooks.

La tercera vía es practicar la gratitud. Aunque la mente humana tiende a centrarse en lo negativo —a causa de lo que los psicólogos denominan sesgo de negatividad—, podemos entrenarnos para ver lo que sí funciona, lo que sí conmueve, lo que sí inspira. Brooks lo expresa con una claridad serena: “Verás belleza moral a tu alrededor si simplemente te detienes a notarla”.

Más allá de la abstracción

La belleza moral no es una idea abstracta ni una virtud reservada a santos o mártires. Está al alcance de todos, en cada día ordinario. Pero requiere decisión: debemos buscarla activamente, tal como algunos buscan arte, música o naturaleza. Y debemos protegernos de su contrario.

Brooks advierte sobre el auge del entretenimiento basado en la fealdad moral—true crime, crímenes sensacionalistas, retratos de lo ruin—como una forma de ocio que puede minar nuestro bienestar y deteriorar nuestro carácter. “En lugar de alcanzar la elevación, espere depresión”, sentencia. La elección, al final, es profundamente moral: centrarse en lo que ennoblece, o regodearse en lo que degrada.