ENTREVISTA A JOSÉ BONO MARTÍNEZ

Cuando Angola alcanzó la Independencia el señor Bono era un joven de 25 años de edad. En ese momento, ¿Qué conocimiento poseía sobre las antiguas colonias de Portugal en África?

Tenía un conocimiento muy genérico: sabía que Angola pertenecía a Portugal en régimen de colonia y que consiguió su independencia, precisamente, en 1975. Sabía del movimiento “Vamos descubrir Angola” con el que colaboró el poeta Agostinho Neto y que en la década de los 60, los angoleños comenzaron a organizarse políticamente a través del Movimiento Popular para la Liberación de Angola ( MPLA) y del Frente Nacional para la Liberación de Angola y que en 1964, miembros disidentes del FNLA formaron la UNITA. Tenía noticia de los movimientos independentistas. En 1974, la revolución de los claveles en Portugal acabó con el Régimen de Salazar y la descolonización de Angola entró en su fase final.

¿Recuerda alguna noticia relacionada con los líderes de la Independencia?

Si, especialmente recuerdo a Agostinho Neto y los vínculos militares y económicos estrechos que estableció con la URSS y Cuba. Recuerdo que su entierro en 1979 congregó a representantes muy sobresalientes del mundo entero y, en concreto, desde la oficina en que yo trabajaba como abogado acudió el dirigente socialista español, Raul Morodo. También supe que Savimbi, Presidente de UNITA y aspirante a la Presidencia, se negó a aceptar los resultados electorales pero su muerte en 2002 llevó a la firma de un nuevo Acuerdo de Paz.

Entre 2004 y 2006, fue ministro de Defensa de España. ¿Cuál era su visión sobre Angola?

La de un país extenso, más del doble que España con 16 millones de habitantes (12,5 hab/km²) de los que 1/3 viven en la capital, Luanda. Políticamente, es un sistema de democracia multipartidista y fuertemente presidencialista. La estructura de su riqueza depende mucho de la industria extractiva (56%) y su desarrollo es muy acelerado. Como ministro de Defensa tuve noticias de sus Ejércitos: de los de mayor contingente del continente africano (462.601 efectivos) siendo obligatorio el Servicio Militar a partir de los 18 años y con un presupuesto que superaba el 8 % del PIB.

A lo largo de su vida como político y ministro español, ¿tuvo contacto con algún político o gobernador angoleño?

En 2011 viajé a Angola como Presidente del Congreso de los Diputados y en los distintos encuentros con las autoridades angoleñas detecté un singular aprecio hacia España, fundamentalmente por haber sido el segundo país en reconocer la independencia de Angola, así como por las similitudes culturales y facilidad de entendimiento idiomático. Casi todos los interlocutores mostraron su interés por reforzar las relaciones y me sorprendió la insistencia de muchos empresarios para que la relación España-Angola no se realizara vía Portugal, sino directamente.

Conocí al Presidente de la República que se interesó vivamente por la necesidad de un vuelo aéreo directo entre Luanda y Madrid que IBERIA puso en marcha. Asimismo se refirió a ”un marco preferente” en la agilidad de visados con España. Este es un asunto que solicitan con insistencia los empresarios españoles. Me reuní con más de 100 empresarios españoles presentes en aquel país.

Además de la audiencia con el Presidente, me reuní con el Presidente de la Asamblea Nacional, Antonio Paulo Kassoma, con el Ministro de Estado Manuel Vicente; el Ministro de Asuntos Exteriores; el de Defensa; el Jefe del EM General de las FFAA: Sachipengo Nunda, y otras personalidades.

¿Qué valoración hace de la situación en Angola en un momento en el que la paz es una realidad irreversible para el país?

Angola es un país en ebullición, un territorio que se esmera por recortar los desequilibrios entre personas y territorio; una nación que antepone la estabilidad institucional y la paz a cualquier otra consideración. Un país, como tantos, a los que falta mucho por hacer, pero que se ha puesto en movimiento de forma decidida. Angola tiene en el Océano Atlántico gran parte de su riqueza: Petróleo, gas, pesca…y el Atlántico Sur es sin duda una gran esperanza. Las estadísticas son insistentes y no dejan lugar a la duda: entre las diez economías de mayor crecimiento mundial durante los últimos años figuran Angola, Nigeria, Chad, Mozambique, Ruanda y Etiopía. Estos son los seis países africanos de mayor Producto Interno Bruto (PIB) en el año 2010, debido a sus reservas estratégicas de minerales preciosos, petróleo, gas, cobalto, uranio, agua y reserva maderera. Por ello, el África subsahariana está llamado a jugar un importante papel en la geopolítica mundial.

¿Qué puede decir sobre el liderazgo del Presidente José Eduardo dos Santos y el del papel en la intervención de la resolución de los conflictos en África?

El Presidente José Eduardo dos Santos (28-8-1942) inició su actividad política militante en grupos anticoloniales. Sus estudios en URSS fueron determinantes en su formación. Con la proclamación de la independencia de la República de Angola, el 11 de noviembre de 1975 fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores y después de Planificación Económica. Su victoria en 1992, sobre el líder de UNITA, Jonás Savimbi, le confirió un poder cargado de autoridad personal.

Su trabajo para conseguir la paz y el desarrollo de Angola son muy destacables. No puede ignorarse el enorme trabajo desarrollado para superar la gravísima crisis humanitaria, producto de la prolongada guerra civil e internacional que sobrellevó Angola, la abundancia de campos de minas por el mismo motivo y las acciones de los grupos guerrilleros.

Actualmente el presidente Dos Santos lidera un ambicioso plan de reconstrucción nacional que incluye la construcción de infraestructuras, de decenas de fábricas y el impulso a la edificación de centenares de miles de viviendas en el país. Empresas de todo el mundo invierten en Angola y Dos Santos es un referente de autoridad en todo el Continente africano y especialmente en la búsqueda de una solución pacífica para los conflictos que hoy afectan a la región.

¿Qué cree que se debería hacer para aproximar todavía más Angola y España?

Las relaciones bilaterales han gozado de buena salud. El Gobierno español fue el segundo en reconocer el triunfo electoral del MPLA y del presidente Dos Santos en 1992.

España es un país reconocido y por el que las autoridades angoleñas tienen un singular aprecio: deberíamos impulsar más nuestra actividad política respecto de Angola y considerarlo país preferente en nuestras relaciones. España viene manteniendo desde hace décadas una estrecha relación de cooperación al desarrollo siendo destacables los acuerdos entre sus respectivos Ministerios del Interior para la preparación de efectivos angoleños. Es muy significativo el creciente número de empresarios españoles que buscan oportunidades de negocio en la economía angoleña y que necesitarían mejores políticas de apoyo.

Angola tiene un déficit evidente en lo que a visitas españolas de alto nivel político e institucional se refiere, sin embargo ha recibido la visita de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países más importantes del planeta. Me consta el enorme interés y buen hacer de la embajadora española Dª Julia Olmo y Romero en Luanda y de su colega angoleño en Madrid, Sr. Lima para mejorar las condiciones de cooperación política, cultural y comercial entre ambos países.

Con motivo de 40º aniversario de la Independencia de Angola, ¿qué mensaje dejaría a los angoleños?

Desde Europa se ha tenido una monolítica idea del Continente. Muchos europeos ven a África como un vecino infinito; infinito por la enorme extensión del continente. Pero esta visión es demasiado simplista porque Angola es una esperanza y un reto. A las viejas potencias coloniales les convendría seguir el ejemplo de cercanía que desarrollan Pekín o de Brasilia.

Los europeos están presentes en África con diplomáticos, religiosos, enseñantes, personal humanitario… Sin embargo, hay un papel que corresponde a las empresas y que no cabe ignorar. En treinta años, la participación de Europa Occidental en el comercio exterior de África se ha reducido del 51% al 28%. El peso de Europa se aminora. La mayoría de empresas occidentales no cuenta con una estrategia africana. Ciertamente, Occidente o si se quiere el Atlántico Norte, debe tener una idea clara de lo que busca y pretende en África; sin soberbia, pero sin complejos. Despojarse del sentimiento de superioridad y dirigirse a África de igual a igual.

África rebosa de materias primas: atesora el 10% de las reservas mundiales de petróleo, el 90% de las de platino, cobalto y cromo, el 60% del manganeso, el 40% del oro, el 30% del uranio y de la bauxita y el 25% del titanio. Sin embargo, el Atlántico no pasará de ser un espacio para el conflicto a convertirse en un espacio de paz hasta que los ciudadanos de su ribera Norte y de su ribera Sur, y no sólo sus gobernantes, aprendamos a respetarnos.

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