Agostinho Neto, precursor y fundador de un Estado
Al Dr. Agostinho Neto lo conocí, en 1970, en sus tiempos de alto dirigente político independentista: casual y fugazmente, en un avión de Tanzania a Etiopía. Para los españoles – en época de las dos dictaduras ibéricas -, Neto aparecía ya como un símbolo admirado por su infatigrable y difícil lucha por la libertad de su país. Mi recuerso es el de un hombre sencillo, con ideas claras, idealista y pragmático y, sobre todo, muy consciente de su papel histórico.
Nueve años más tarde, en 1979, tuve el honor, como Embajador de España para los Asuntos Africanos, junto con el embajador Emilio, Cassinello, de asistir, en representación del Gobierno español, presidido entonces por Adolfo Suárez, a su exequias fúnebres en Luanda. Desde Lisboa, en un avión militar, nos unimos a destacados políticos portugueses (Mario Soares, Alvaro Cunhal, Antonio Eanes y militares de Abril), para depedida y homenaje al gran hombre que fue Agostinho Neto.
Anunciar un Estado libre, luchar por él y fundar un Estado exigían imaginación e inteligencia, constancia y valor en grado sumo y Neto poseía estas cualidades. Y, así, conseguirá su sueño patriótico y democrático. Por la situación internacional de bloques enfrentados y ante el largo conflicto civil pos-independentista, le correspondrá también impulsar la reconciliación y la pacificación: entenderse todos los angoleños. Agostinho Neto deja, pues, cmo legado imborrable la de ser el exponente pionero de abrir caminos para que la libertad, paz, convivencia y desarrollo se sigan asentando en este gran país africano.
Raúl Morodo
Embajador de España para los Asuntos Africanos