12 DE ABRIL DE 2018
PESCA: El Centro Pesquero de Tômbwa quiere renacer
Con más de 50.000 habitantes, en el municipio del litoral más al sur de Angola, en la provincia de Namibe, no hay familia que no viva de la pesca en Tômbwa, donde prácticamente no existe otro tipo de industrias.
Hace años, Tômbwa era el mayor centro pesquero de Angola, con sus imponentes empresas levantándose junto a Porto Alexandre. Pero las decenas de industrias, especialmente conserveras, entraron en una fase de declive en los años 80, situación que hoy luchan por superar.
Porto Alexandre fue fundado por pescadores oriundos del Algarve. Durante décadas fue el principal centro pesquero angoleño y uno de los más grandes de África, con industrias que aún hoy, en ruinas, espolvorean el centro de la ciudad, junto a la bahía y los barcos anclados en su interior. De Porto Alexandre partía el pescado salado a varios puntos del continente africano. Pero la guerra que siguió a la independencia hundió el sector.
LA RECUPERACIÓN
El municipio tiene hoy nueve empresas a pleno funcionamiento, de congelación, procesamiento de pescado, conservera, salinas y de producción de harina y de aceite de pescado. Sólo de bandera nacional, hacen puerto en Tômbwa dos decenas de embarcaciones de pesca industrial, a las que se suman, en todo el municipio, otras trescientas, artesanales.
De los 54.000 habitantes, la mayor parte se dedica a la pesca. Sólo la mayor empresa, la Nova Vida, de procesamiento de pescado, da empleo a más de 500 personas de Tômbwa. Dependiendo de la faena pueden ser procesadas, por día, 250 toneladas de pescado.
El jurel y la sardina de Tômbwa se venden después a todo el país y parte del extranjero, en cajas de 25 a 45 kilogramos. Otras inversiones e industrias están en fase de instalación en el municipio, para ayudar a recuperar la gloria pesquera del pasado.
LUCHANDO CONTRA LA ARENA
Hace casi 90 años que la ciudad de Tômbwa, entre el Atlántico y el desierto de Namibe, lucha contra el avance de las arenas, habiendo plantado recientemente 20.000 estacas para intentar frenar el fenómeno. La protección de la localidad, envuelta por todos lados por el desierto y con salida sólo por el mar, comenzó en 1931. Hasta 1975, el Instituto de Desarrollo Forestal (IDF) implantó una zona de contención de la arena del desierto, con plantación de árboles, a lo largo de 100 hectáreas.
Pero la guerra civil que siguió a la Independencia Nacional llevó a la población a cortar y quemar la madera, debido a la falta de abastecimiento de gas butano a la localidad, lo que en apenas diez años redujo drásticamente la cortina forestal de protección.
Las calles cubiertas por la arena del desierto traída por el viento son un escenario recurrente en el Tômbwa, obligando a la constante atención de las autoridades locales. Con el apoyo del Gobierno de Israel, las autoridades de la provincia de Namibe han emprendido un plan de reforestación que ya ha permitido la colocación de 20.000 estacas de Tamarix, arbusto nativo angoleño y que aún tardará dos años en alcanzar un metro de altura.
Junto con otras especies, está permitiendo "fijar las dunas" y, al mismo tiempo, producir alimento para los animales. Una protección que funciona como una nueva barrera alrededor de la ciudad y que cuenta ya con 20 kilómetros de extensión, uniéndose a la distribución de plantas y árboles a la población
La provincia de Namibe, donde se inserta el municipio de Tômbwa, está constituida en un 60 por ciento por desierto, limitando la ocupación del territorio, por lo que la esperanza está concentrada en la salvaguarda del municipio del litoral angoleño más al sur.