17 DE AGOSTO DE 2016
El balonmano angoleño esperó dos décadas
Angola tuvo que esprar dos décadas par ver a su Selección Nacional sénior femenina de balonmano superar la fase eliminatorio de la competición olímpica. África estuvo representada por primera vez en los Juegos, en femeninos, por Congo en Moscú 1980.
La adhesión al boicot a Los Angeles 1984 atrasó la segunda participación del continente para 1988, en Seul, por medio de Costa de Marfil. En Barcelona 1992, África estuvo representada por Nigeria.
Angola se estrenó en Atlanta 1996, en el primer torneo olímpico con 8 selecciones. Tras sufrir goleadas en todos lo partidos de la primera fase, quedó en séptimo lugar en las clasificaciones generales, vencidos por los EE.UU. 24-23.
En Sidney 2000 África aumentó para 10 el número de equipos en el campeonato. En un escenario semejante al de las celebraciones anteriores, el siete nacional solo registró derrotas en la fase previa y venció a la anfitriona Austrália, por 26-18, clasificándose en noveno lugar.
Le siguió Atenas 2004, donde Angola puntuó por primer vez en la fase preliminar, al empatar con España con 24 goles. Pero una vez más, en las clasificaciones ganó la anfitriona Grecia por 38-23, ocupando el noveno lugar. En Pekín 2008, Angola ocupó el último lugar, en el primer torneo olímpico donde dejaron de competir por la clasificación y ordenando la clasificación de las selecciones no calificadas para los cuartos de final basándose en los resultados de la fase preliminar.
En los Juegos de Londres 2008 el equipo nacional ganó a la anfitriona, Inglaterra, ocupando el décimo puesto. A lo largo de los 20 años de participación en Juegos Olímpicos, la modalidad registró muchos cambios.
Los resultados deportivo aparecen como alerta, para mejorar la política y planificación específica de la modalidad.
En 1987, la victoria (inédita en la época) del Ferroviário de Angola en la Copa de África de los Clubes Campeones en Owerri (Nigeria), dejó claras las posibilidades del país en la modalidad femenina, confirmando dos años más tarde la conquista del primer CAN en 1989.
Al culminar el Ciclo Olímpico con una calificación inédita en los cuartos de final, las autoridades deportivas elaboraron una estrategia específica para esta modalidad, que permite mantener y elevar los niveles deportivos alcanzados.
La realidad actual muestra que, deportivamente, el balonmano femenina se implantó con bases sólidas y tiene piernas para andar, como muestran las recientes participaciones de las selecciones juniores y de cadetes en los campeonatos del Mundo, en Rusia y en Eslovaquia, respectivamente.
Además, es evidente que la política deportiva debe actuar, si queremos continuar a tener buenos resultados deportivos como ocurre en la actualidad. Porque las victorias en Rio de Janeiro son ajenas al hecho de que nuestras jugadoras tengan un histórico de participaciones en campeonatos de los escalones más jóvenes, tanto a nivel continental como a nivel mundial.