21 DE ENERO DE 2016
Angola alcanza rendimiento medio alto
Angola compite, a partir de 2016, al selecto grupo de países de rendimiento medio, gracias a la robustez que la economía nacional viene mostrando en los últimos años.
Las Naciones Unidas, a través del director del PNUD, Abdoulaya Mar Dieye, ya garantizó su asistencia al proceso que, a partir de 2018, puede conducir al país al grupo que, en África, solo integra Cabo Verde y Botsuana.
Los indicadores económicos de Angola muestran un marco favorable para su clasificación como país de rendimiento medio alto, no solo teniendo en cuenta el valor per cápita, sino también por la dinámica de su crecimiento en los últimos diez años y de la mejora de los principales indicadores sociales.
De una economía de guerra que producía anualmente 15 mil millones de dólares, Angola pasó a tener un PIB muy por encima de los 100 mil millones de dólares. El Presupuesto General del Estado de 2015 estima el PIB de Angola en 133,7 mil millones de dólares. En el capítulo social, se verifican varios avances.
Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan una gran reducción del índice de analfabetismo, principalmente de adultos (de más del 80 por ciento para el 34 por ciento de la población por encima de los 15 años de edad) y de la incidencia de la pobreza (estimada en 36,6% en 2008).
De 2001 a 2008, Angola redujo el índice de pobreza en un 93%, muy por encima de las metas de los Objetivos del Milenio que determinaban la disminución a la mitad hasta 2015.
Las proyecciones del Plan Nacional de Desarrollo (PND) de 2013-2017 sitúan el nivel de pobreza actual en cerca del 34% frente al 68% de hace diez años.
El Gobierno pretende reducir el nivel de pobreza para menos del 28% hasta 2017, estando todos los gastos dando prioridad al sector social que recibe más del 40% del presupuesto de 2016, frente al 34,2 de 2015 y el 29,9 de 2014.
El creciente aumento del presupuesto destinado a la enseñanza primaria, que solo en los últimos dos años creció del 28,6% en 2013 para el 55% en 2015, refleja la propuesta del Gobierno en el aumento del nivel. Pero, en este capítulo, se enfrenta al reto de reducir las desigualdades regionales en el acceso a la educación primaria. Se estima que 84,8% de los niños tiene acceso a las escuelas en áreas urbanas, frente al 66,9% en áreas rurales.
En la paridad de género se verificaron grandes progresos en la enseñanza primaria, donde la proporción de niñas frente a la de niños aumentó un 0,98% en 2014, frente al 0,83% de 2001, de acuerdo con la valoración de la reforma de la educación (2001-15).
La participación de las mujeres también mejoró significativamente en las actividades económicas, con la proporción de trabajadores del sexo femenino aumentando para el 82% en 2013, frente al 80% de 2009. En general, la participación de las mujeres en el trabajo es del 63%, mientras que la participación de los hombres es del 77% (datos del Banco Mundial, 2014).
En la enseñanza superior, las mejoras son evidentes. Como consecuencia de la descentralización universitaria que dividió en 2009 el país en ocho regiones académicas, contrariando la lógica anterior que tenía en Luanda el centro de las decisiones a través de la entonces única Universidad, y de la apuesta del sector privado, Angola tiene en funcionamiento 62 instituciones de enseñanza superior, 26 de las cuales son públicas y 45 privadas.
Estadísticas del Ministerio de Enseñanza Superior reflejan que 13.547 estudiantes concluyeron la enseñanza superior en el país en 2013, siendo 7.039 del sexo masculino y 6.508 femenino.
En 2015, se matricularon en el subsistema de enseñanza superior cerca de 15 mil estudiantes, superando de lejos, las metas fijadas en el Plan Nacional de Formación de Marcos.
En el sector de la salud, Angola consiguió grandes avances. De acuerdo con la OMS, la tasa de mortalidad de menores de cinco años disminuyó para menos de 97 por cada 1.000 nacidos vivos frente a los 164 en 2013, 193,5 en 2010 y 292 en 1990. La tasa de mortalidad materna cayó para menos de 350 por 100.000 nacidos vivos este año, frente a 1.400 en 1990 y 460 en 2013, una caída del 67%.
Esta situación propició un ligero aumento en la esperanza de vida al nacer, estimada actualmente en 54,0 para mujeres y 49,7 para hombres (Informe de Desarrollo Humano de la ONU - 2014).