25 DE MAYO DE 2017
DÍA DE ÁFRICA: Ansias de libertad pero con temores de inestabilidad
El Día de África vuelve a ser, un año más, celebrado en un clima de gran inestabilidad política y social en varios países del continente. Tras 50 años de la fundación de la Organización de Unidad Africana –la actual Unión Africana- aún continúan existiendo países en los que se aprecia una marcada presencia de fuerzas armadas extranjeras y una manifiesta pérdida de soberanía, ya sea consentida o impuesta.
Libia, por ejemplo, está en un proceso de disgregación con gobiernos que han sido obligados a tomar medidas de excepción que limitan gravemente los derechos, libertades y garantías. La conocida como “Primavera Arabe” está dejando un rastro de muerte y destrucción.
En el África del sur la inestabilidad política y social se estableció durante tres décadas y no concluyó hasta la caída del régimen del “apartheid”. En el fin de este sistema de segregación racial, Angola jugó un papel determinante enfrentándose a las fuerzas de Pretoria en la Batalla de Cuito Cuanavale, que concluyó con miles de muertos y refugiados, además de incalculables daños materiales.
También fue Angola uno de los países que ofreció una enorme ayuda a la libertad de África cuando, el 11 de noviembre de 1975, Agostinho Neto proclamó la independencia nacional y adoptó como puntos clave de su política externa los objetivos de liberar a Namibia y Zimbabue y derrumbar el apartheid en la zona meridional de África. Ante esto, el actual presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, desarrolló los propósitos marcados por Neto hasta derrotar a las fuerzas del apartheid en la provincia de Kuando Kubango, liberar a Nelson Mandela y abrir las puertas a la democracia en el gran país del sur del continente.
Para la Unión Africana otra de las grandes preocupaciones es la situación de los países de la Región de Los Grandes Lagos. Es aquí donde, nuevamente, Angola tiene una función fundamental al liderar con determinación los esfuerzos por la paz, sobre todo en la República Democrática del Congo y en la República Centro-Africana. Las perspectivas son buenas, pero Angola no puede dar ya más.
El Día de África se unió desde su creación al concepto de libertad para el continente. Sin embargo, en los últimos años ha mostrado ser todo lo contrario. Hay un claro retroceso que deja entrever la inestabilidad política y social en el Norte de África, que no esconde más que el deseo de algunas potencias por controlar o usurpar los recursos energéticos. Libia es una muestra de estos retrocesos con contextos de colonialismo puro y duro.
Pese a todo esto, también han surgido ciertas transformaciones: ahora las potencias que arman y financian a los “rebeldes” han cambiado sus políticas, comenzando por respetar la soberanía de los países africanos. La situación en Libia o Mali muestra como la política de Angola no se corresponde con la de las antiguas potencias coloniales que buscan su influencia en la zona.
Angola, en el Día de África, aparece como uno de los pocos países del continente que aún defiende los valores de libertad y democracia para alcanzar la paz social y el desarrollo económico. Además, pese a las dificultades que sufre el país por la coyuntura económica, es una zona segura para miles de refugiados.
Los episodios de violencia que ocurren de manera permanente en diversos países africanos tienen actores directos e, incluso, instigadores. No es difícil identificarlos: sólo hay que observar los lazos que quedaron de la antigua relación colonial y el origen de las armas y fondos que sustentan a los rebeldes.
Aunque África no tiene tradición de fabricar armas ni municiones, y mucho menos posee capacidad alguna para gastar su presupuesto en financiar a grupos armados, la inestabilidad en el continente consigue que parezca que el Día de África se vuelve a aplazar.