Vista general del puerto de Namibe
La pesca tiene un papel clave en la estrategia del Gobierno angoleño para aumentar la producción nacional y diversificar la economía. El país tiene regiones costeras que, dado su potencial en recursos naturales, pueden llegar a ser altamente productivas con una inversión mínima.
Namibe (costa sur de Angola) es un buen ejemplo de esta realidad. El clima templado, junto con las corrientes frías de Benguela, generan las condiciones perfectas para que haya una pesca abundante y de calidad.
Con una costa de 420 kilometros, 64 empresas operan en esta región entorno a la actividad pesquera, y 292 embarcaciones faenan en sus aguas, representando el 68% de la producción total de pescado de Angola.
Ante este potencial, el sector privado se ha negado a quedarse de brazos cruzados, incluso con la crisis económica actual, y ha hecho una apuesta estructurada en la industria pesquera.
Obras en el puerto pesquero de Namibe
Como resultado de estas inversiones, en la provincia de Namibe se ha creado el mayor centro de pesca de Angola. Con una ciudad que destaca especialmente: Tombua. Esta ciudad, situada a 93 kilómetros al sur de Namibe, con una población de más de 50.000 habitantes, en su mayoría pescadores, ya representa una parte del PIB de Angola con su industria pesquera.
El Gobierno, con el fin de obtener el máximo rendimiento de la cadena de producción, está apoyando la iniciativa del sector privado en Tombua con el lanzamiento de proyectos bien estructurados que, además de incrementar la tasa de capturas, ayudan a generar puestos de trabajo.
Entre estos proyectos, destacan la creación de dos fábricas de harina y aceite de pescado, una fábrica de conservas de atún con una capacidad de producción de 300.000 latas por día, y otra de sardina y jurel, con una producción de 50.000 latas diarias. La creación de estas plantas ha asegurado el empleo directo a 1.200 personas.
En la actualidad, Tombua cuenta con cinco plantas de congelación, que se encuentran en pleno funcionamiento, y dos de salazón y secado de pescado, principalmente para especies sardina, jurel y caballa.
Además, el Ministerio de Pesca está construyendo el mayor puerto pesquero del país, que contará con un almacén que puede mantener el pescado en óptimas condiciones para luego ponerlo en el mercado para su consumo.
En la provincia de Namibe operan un total de 64 empresas, 41 de captura y procesamiento y 23 de congelación, conservación y comercialización del pescado.
También hay seis unidades desalinizadoras, una planta de producción de sal, dos astilleros, dos fábricas de harina y aceite de pescado, y centros de apoyo a la pesca artesanal, el salado y secado, donde trabajan mayoritariamente mujeres.
Unidad desalinizadora
En 2014, la industria produjo 46.635 toneladas de diversos tipos de pescado, de las cuales 17.814 fueron destinados a la venta directa. En el mismo periodo, la actividad salinera registró 7.431 toneladas de sal yodada.
Los indicadores de 2015 fueron positivos, alcanzando las 49.621 toneladas. En este cómputo se incluye el pescado procedente de la pesca industrial, semi-industrial, la pesca marina y continental y la acuicultura.
El gran salto cuantitativo se ha producido en 2016: durante el primer semestre del año se capturaron 41.000 toneladas de peces, y se espera alcanzar las 90.000 toneladas al término de 2016.
Los puntos más activos de la provincia son, junto con Tombua, la comuna de pescadores de Lucira y la cabecera municipal de Namibe.
Aunque la producción de pescado seco y salado registra un déficit significativo con respecto a los objetivos marcados en el Plan Nacional de Desarrollo (2013-2017), la producción de pescado este año se ha mantenido acorde con el nivel de consumo "per cápita" recomendado por la FAO.
Los operadores del sector pesquero se benefician del apoyo del Gobierno a través del Fondo de Desarrollo de la Pesca Artesanal y del programa Angola Investe.
Además, con la finalidad de garantizar la formación técnica y profesional, el Gobierno está ultimando la construcción de una Academia de Pesca y Ciencias del Mar en Namibe, cuyas obras se encuentran en la fase final.
También se han proyectado los centros de formación profesional "Cefopescas", el Instituto Superior de la Pesca y la Escuela Hélder Neto.
Con la entrada en funcionamiento de la empresa “Boa Pesca”, la antigua Empromar Kuroda, situada en Tombua, se va a relanzar la producción de harina y aceite de pescado. La inversión realizada por esta compañía permitirá generar cerca de 11.000 toneladas de harina de pescado y más de cinco millones de litros de aceite de pescado.
En el contexto del programa de desarrollo de la acuicultura, también se están haciendo inversiones que permiten el crecimiento de la actividad, donde hay puestas muchas esperanzas.
Vista parcial de la futura Academia de Pesca y Ciencias del Mar
La última planta de procesado de harina y aceite de pescado que se ha inaugurado en Tombua es "Oceana Boa Pesca". En su construcción se invirtieron 9,5 millones de euros. Esta fábrica tiene una capacidad de producción de 60 toneladas por día de cada uno de los productos. Cuenta con 120 trabajadores, de los cuales sólo cuatro son extranjeros.
Una nueva fábrica de conservación, congelación y secado, con capacidad para procesar 100 toneladas de pescado por día, entrará en funcionamiento a finales de 2017 en Playa Grande (Lobito). Se trata de una iniciativa privada de la compañía angoleña "Globalpex".
La nueva unidad ha sido diseñada con un muelle de carga, cuatro almacenes de 400 toneladas de capacidad de congelación y conservación (con capacidad para 1.600 toneladas de producto almacenado), y zonas de secado y fileteado. "Globalpex" dará empleo a 150 trabajadores, en su mayoría jóvenes.
Otra planta similar se está construyendo en la playa de Eva, con una capacidad de fabricación y transformación de 300 toneladas.
A pesar de las dificultades que el sector enfrenta, debido a la irregularidad de las capturas, los costos de combustible, y la imposibilidad de conseguir materiales de repuesto para los buques, las empresas pesqueras han logrado exportar sardinas a Camerún, la República Centroafricana y Senegal. En la actualidad es el único pez que puede ser exportado debido a su alto nivel de captura.
La harina de pescado también se ha exportado a Chile. Por trimestre, se envían alrededor de 450 toneladas. La harina se elabora a partir de pescado molido, que se pasa por un sistema de calderas para que se seque. El resultado es una especie de salvado, que sirve para alimentar animales y también se puede utilizar como abono.
Secado de peces en el Puerto de Lucira
Las principales especies de peces capturados en el mar Namibe son la sardina, la caballa, el jurel y los mariscos. También hay una empresa que exporta productos derivados de cangrejo, un tipo de escama que se exporta a China. Sólo entre enero y marzo se exportaron alrededor de 120 toneladas de este producto.
En total, este año se han exportado unas 21.500 toneladas de harina, aceite de pescado y crustáceos.
La actividad pesquera en esta zona costera de Angola se puede sintetizar en tres períodos: el colonial (1973-1974), después de la independencia (1975-1991) y el tiempo de reducción corporativa (1992-2012).
En el período comprendido entre los años 1973-1974, el sector pesquero de Namibe contaba con una plantilla de 1.843 empleados. Un total de 16.587 personas dependían únicamente de la pesca. Según los datos estadísticos de la época, la producción industrial rondaba las 84.000 toneladas.
Esta actividad, que era crucial para mejorar la dieta de la población angoleña, comenzó a experimentar un retroceso después de la proclamación de la independencia, en 1975. Entonces se produjo un parón causado por los técnicos de vuelo, el personal cualificado y los propietarios de las industrias, que redujeron progresivamente la inversión.
El Gobierno llamó entonces a la responsabilidad de gestionar las unidades abandonadas, dando prioridad a la producción de pescado congelado, seco y semi-curado, en detrimento de la producción de harina de pescado y otros derivados.
En 1978 se creó la Delegación Provincial de la Pesca y las Unidades Económicas del Estado, integradas por 37 centros de negocios, cuya garantía de funcionalidad pasaba necesariamente por la adquisición de equipos técnicos y personal cualificado.
La ciudad de Tombua, desde la década del 80, jugó un papel importante en el equilibrio económico del país, por su importancia en el sector pesquero, que fue considerado el segundo en términos de contribución al Producto Interior Bruto (PIB), por detrás del petróleo.
Hasta 1989, los niveles de captura de peces se mantuvieron elevados, gracias a la adquisición por parte del Gobierno de 14 nuevas embarcaciones. Sin embargo, aunque se capturaba una carga importante, las fábricas de salazón tenían dificultades para procesar el pescado, por lo que una parte no podía aprovecharse.
En 1992 se inició un proceso de reformas económicas en el país, con la implementación del Programa de Redimensionamiento de Empresas de la Pesca, y la privatización de la mayoría de las unidades de producción.
Aunque todavía lejos del marco deseado, el sector pesquero ha ido recuperando su rendimiento, tanto desde el punto de vista de la producción pesquera, como de la infraestructura de apoyo.
