El primer centro agrícola que utiliza la innovadora técnica de la hidroponía ha sido inaugurado la zona Kikuxi (en los alrededores de Luanda), y marca un antes y un después para la agricultura angoleña.
En un momento en que el cambio climático comienza a tener gran influencia en la producción de alimentos, la ciencia ofrece una solución que reduce al mínimo la exposición del productor a las incertidumbres ligadas a fenómenos tales como la falta de lluvia, plagas u otras situaciones que podrían condicionar las cosechas.
Con la hidroponía, se puede aumentar la cantidad y calidad de las cosechas, sin necesidad de grandes inversiones en fertilizantes y en tratamiento del suelo. Permite la producción durante todo el año, por lo general la cosecha está lista para recogerse en 20 días y no le afectan las condiciones meteorológicas. Además, los productos están protegidos de plagas y enfermedades.
Los promotores del proyecto no tienen dudas sobre el impacto que tendrá esta técnica en el mercado angoleño: es casi seguro que, poco a poco, deje de existir la necesidad de importar algunos productos como la lechuga, el perejil, la albahaca, la manzanilla, el cilantro, la menta, la rúcula, el orégano, el poleo, el bálsamo de limón, el berro y el cebollino.
En Angola, esta apuesta por la "Agricultura verde" (considerada así en todo el mundo se considera por su bajo consumo de agua y la no deposición de fertilizantes en el suelo) ha partido del grupo empresarial Kibabo, perteneciente a la compañía Hidrobem, en asociación con el Gobierno y varios inversores privados.
En total, se ha realizado una inversión de 176 millones de más de 500.000 euros, y el resultado es un centro agrícola donde los cultivos reciben el agua sin tener que recurrir a la tierra. Además, se han generado 25 puestos de trabajo directos en la primera fase del proyecto. Con la segunda fase en perspectiva, para este mes de abril, el número de puestos de trabajo podría duplicarse.
De momento, se dedican al proyecto dos hectáreas, de las cuales 1.000 metros cuadrados se ocupan con el invernadero. En la segunda fase, debe ampliarse a 6.000 metros cuadrados de invernaderos, y se aumentará significativamente la producción, que en la actualidad está en media tonelada a la semana.
En un futuro, está previsto que la agricultura por hidroponía se dé a conocer en otras partes del país. Para ello, la compañía tiene previsto crear una escuela de formación in situ, un polo agroindustrial donde se impartan los conocimientos necesarios para utilizar la técnica en otros lugares.
Los productos cosechados se distribuyen a través de una cadena de restaurantes, supermercados y hoteles de Luanda. Sólo en la capital, hay un mercado potencial de casi ocho millones de personas, por lo que el futuro de este novedoso proyecto agrícola está prácticamente asegurado. Además, desde un punto de vista financiero, la inversión no es muy alta, y su retorno puede alcanzar niveles elevados en vista del volumen y la velocidad de producción.
La hidroponía permite producir en cualquier lugar, ya que no depende de la calidad de la tierra o el clima, y permite aprovechar al máximo el agua que se emplea. Esta nueva tecnología reduce los costes de transporte, porque se pueden cultivar hortalizas en centros urbanos y en cualquier época del año, y no están sujetas a las condiciones meteorológicas. Además, el aprovechamiento del espacio es permanente y permite más ciclos de cosechas anuales.
Es una agricultura verde, respetuosa con el medio ambiente, ya que tiene un bajo consumo de agua y no arroja fertilizantes al suelo. Tiene menos riesgos sanitarios, al desarrollarse en una atmósfera controlada (invernaderos), protegida de plagas y enfermedades. Libre de pesticidas, y por lo tanto, resultante en productos vegetales mucho más sanos.
Se estima que se puede ahorrar un 70% de agua, en comparación con una plantación tradicional. Otra de sus grandes ventajas es que, al no estar sujeto a la intemperie, permite cultivar productos “fuera de temporada”.
En mil metros cuadrados, con el sistema hidropónico pueden implementarse cerca de 40.000 plantas, que producirán una tonelada de lechuga por mes y 60.000 manojos de hierbas aromáticas. En los invernaderos dedicados al tomate la producción es similar: una tonelada por mes.
La palabra hidroponía se origina a partir de dos raíces griegas: hidro (agua) y ponos (trabajo). El concepto nació en California (EE.UU.) y actualmente está fuertemente implantado en Canadá, Europa, Brasil y Sudáfrica.
Consiste en suministrar directamente a las raíces de las plantas los minerales esenciales que necesitan para su crecimiento y desarrollo, y eso se hace a través del agua enriquecida con una solución nutritiva. Dicha solución es sometida a un estricto control para mantener sus características nutricionales: un seguimiento de pH y de la concentración de nutrientes, que asegura que las plantas crezcan en las mejores condiciones.
Para la producción, se utiliza el llamado 'NFT' (Nutrient Film Techinique), un sistema de bolsas gota-a-gota que riegan directamente a las plantas de tomate, berenjena, pimiento, pepino, etc.
Esta técnica no es nueva y, por extraño que parezca, la primera producción de alimentos mediante hidroponía se produjo durante la Segunda Guerra Mundial. Durante la contienda, EE.UU. estableció un sistema de cultivo hidropónico a raíz de las inundaciones en varias islas áridas de los océanos Pacífico y Atlántico. Y en Chofu, Japón, una unidad con más de 22 hectáreas de hortalizas hidropónicas sirvió para alimentar el ejército. Sin embargo, en aquella época el uso de la hidroponía en circunstancias normales todavía no era económicamente viable.
Después de la guerra, no quedaron más de hectáreas de cultivos hidropónicos en todo el mundo. Y hasta los años 60 no se produjo ningún cambio. En esta década, Canadá se convirtió en un importante productor de tomates de invernadero, debido a la alta incidencia y severidad de las enfermedades que se ocasionaban desde el suelo. Así que la solución fue evitar el uso del suelo, empleando el cultivo en hidroponía.
En los años siguientes, el aumento de los estudios científicos e inversiones financieras con el fin de mejorar el cultivo hidropónico no cesaron.
El siguiente paso en la evolución de la hidroponía se debió a la crisis y el aumento de los precios del petróleo en los años 70. El coste del combustible tuvo un efecto directo sobre la ganancia de los productores, ya que utilizan calefacción en sus invernaderos. Fue necesaria más investigación en el campo de la hidroponía, con el objetivo de reducir los costes de producción. A finales de los años 70, la hidroponía se estaba expandiendo, pero sólo tenía alrededor de 300 hectáreas en todo el mundo.
Tal vez el mayor avance se produjo en los Países Bajos, en los años 80, a raíz del uso continuado durante muchos años de fertilizantes y pesticidas, que se vertían directamente sobre el suelo. Aquello culminó en la prohibición del uso de estas técnicas para evitar la contaminación del suelo y del agua subterránea, y la hidroponía se contempló como la mejor técnica de cultivo viable.
Con el éxito de los cultivos hidropónicos en los Países Bajos, se produce una rápida expansión de estos cultivos en otros países. A finales de la década de los 80, el mundo ya cultivaba más de 6.000 hectáreas mediante esta técnica.
Hoy, esta forma de agricultura verde sigue expandiéndose debido, entre otros factores ya mencionados, a que económicamente es mucho más rentable. En la actualidad el sistema permite una densidad de cultivos grande, gracias a que se pueden cosechar alrededor de 30 plantas por metro cuadrado.
La calidad del agua es esencial para el pleno desarrollo de las plantas, ya que en ella viajan los minerales esenciales para su desarrollo, disueltos, formando una solución de nutrientes que va a ser la única manera de alimentar las plantas.
En hidroponía se recomienda el uso de pozos de agua potable o de agua lluvia recogida. En los cultivos comerciales, se recomienda llevar a cabo un análisis químico para conocer la cantidad de nutrientes presentes y la salinidad.
Los responsables del centro agrícola de Hidrobem analizan la presencia de bacterias coliformes fecales y patógenos que pueden ser perjudiciales para el cultivo. Los siguientes parámetros deben ser analizados en agua: carbonatos, sulfatos, cloruros, sodio, hierro, calcio, magnesio y micronutrientes (CL activo, Mn, Mo, B, Cu y Zn).
Cremildo Paca, uno de los responsables de Hidrobem, considera que la hidroponía es “la agricultura del futuro”. "Esta es nuestra contribución para que disminuya la necesidad de importar alimentos, una de las preocupaciones del país", añade.
El inversor ha explicado también que, a través del programa Projovem (línea de crédito para apoyar al joven empresario), han obtenido un servicio de consultoría y asesoramiento, que les ha servido para realizar la instalación y el mantenimiento de invernaderos con las técnicas más modernas.
El propósito de Hidrobem es crear las condiciones necesarias para que los jóvenes empresarios puedan dedicarse a la agroindustria. "Vamos a mostrar el potencial de este negocio, enseñarles y darles las herramientas necesarias para que funden negocios en el sector de la agricultura", dijo.
Además de la producción agrícola a través de los sistemas hidropónicos y de la agricultura tradicional, Hidrobem pretende implementar una consultoría, y un circuito de suministro y montaje del tipo "llave en mano" de invernaderos y sistemas de riego.