Después de invertir en la rehabilitación y modernización de la industria textil, Angola ha vuelto al cultivo de algodón a gran escala, para abastecer a las empresas del sector. En las próximas semanas, se cosecharán unas 242 toneladas.
La cantidad está aún lejos de suplir las necesidades de las tres fábricas textiles que hay actualmente en el país, pero marca un cambio de rumbo con respecto a un largo ciclo de baja producción, durante el cual las cosechas eran tan ínfimas, que escapaban a menudo a las estadísticas oficiales.
En el marco de un proyecto piloto del Ministerio de Agricultura, los primeros frentes de relanzamiento de la producción de algodón se han abierto en las provincias de Cuanza Sur y de Malanje, en un área de 240 hectáreas. La campaña arrancó en febrero, con 10 toneladas de semillas (en una hectárea se pueden cosechar más de dos toneladas de algodón y con 10 toneladas de semillas se pueden producir más 500 de algodón).
En Malanje, la campaña está siendo conducida por una cooperativa de campesinos, en el municipio del Kunda-día-Base, a 175 kilómetros de la capital de la provincia. En Cuanza Sur, son una asociación de pequeños agricultores y una empresa del ramo (África Semillas) los que dan cuerpo al proyecto, que para la próxima temporada agrícola ya cuenta con la adhesión de un mayor número de campesinos y empresarios.
Fuentes del Ministerio de Agricultura apuntan que, de cara a la próxima campaña, y a semejanza de este año, se volverá a cultivar en las provincias de Malanje y del Cuanza Sur, y se contará con un presupuesto de 2,6 millones de euros para alcanzar las 1.500 toneladas de algodón.
Con esta finalidad, el Ministerio ya ha adquirido el triple de semillas para 2018. Y, para poder crecer a este ritmo, al programa, además del empresariado nacional, se unen inversores extranjeros (como es el caso de una empresa japonesa que quiere cultivar algodón en Angola con tecnologías ultramodernas).
La empresa nipona pretende implantar un sistema de riego gota a gota en un área de 10.000 hectáreas, en el polo agroindustrial de Capanda (Malanje). Este sistema elevaría hasta 5 las toneladas de algodón que produciría cada hectárea.
En total, la empresa cosecharía anualmente 50.000 toneladas de algodón carozo, cantidad suficiente para que Angola se transforme de país de importador, a país exportador de materia prima para la industria textil.
La industria textil de Angola necesita aproximadamente 24.000 toneladas anuales de algodón de fibra. Con la inversión japonesa que, a medio plazo, resultará en una producción de 50.000 toneladas de algodón carozo al año, el país podría exportar aproximadamente la mitad de lo que produzca.
La industria textil de Angola necesita aproximadamente 24.000 toneladas anuales de algodón de fibra. Con la inversión japonesa que, a medio plazo, resultará en una producción de 50.000 toneladas de algodón carozo al año, el país podría exportar aproximadamente la mitad de lo que produzca.
Pero las ambiciones de Angola van más allá del paso en el cambio de condición de importador a exportador. El Ministerio de Agricultura, emite señales de que Angola quiere reposicionarse entre los grandes productores mundiales de algodón.
La creación del perímetro irrigado de la Quipela, en Cuanza Sur (situado en el litoral centro-oeste), con un área de 2.824 hectáreas reservadas a la producción de algodón es un ejemplo. Los primeros ensayos de producción de algodón a gran escala en la provincia se están haciendo aquí, donde, a medio plazo, se esperan cosechas anuales en el orden de las 6.000 toneladas.
En Quipeua, la perspectiva es arrancar de cada hectárea más de dos toneladas de algodón carozo anualmente. Con un presupuesto cercano a los 60 millones de euros, el proyecto (en curso desde 2007) es el resultado de una alianza entre los gobiernos angoleño y surcoreano.
Pero el perímetro irrigado de Quipeaua es sólo uno de los varios proyectos con que Angola se prepara para rescatar el prestigio internacional, granjeado en el tiempo colonial, dentro del mercado algodonero mundial.
La cultura del algodón fue introducida en Angola a mediados del siglo XVI (en el año 1872 se exportaron 1.000 toneladas de producto). Pero hasta 1968, las cosechas no pasaban de las 10.000 toneladas anuales.
La primera ruptura con el ciclo de plantaciones asistemáticas, el primer "boom" de que se tiene memoria en la producción de algodón en Angola, ocurrió en 1968. En ese año, las cosechas comienzan a duplicarse, pasando de 15.000 toneladas de media a 32.000 en 1971.
La época de gloria llegó dos años después, en 1973, cuando el país alcanzó las 86.000 toneladas de algodón, colocándose entre los grandes productores mundiales de algodón.
Pero los conflictos armados que siguieron a la Independencia Nacional, y que desmoronaron todas las estructuras primarias, secundarias y terciarias de la economía angoleña, pronto frenaron un sustrato de la economía que se afirmaba progresivamente como una potencial fuente de captación de divisas para Angola.