Los quince años invertidos por Angola en la reestructuración y expansión de la industria cementera nacional han desembocado en una nueva fase: el país pasa de ser importador a convertirse en exportador de este producto clave para la expansión de las ciudades.
Con la entrada en funcionamiento de la segunda unidad de producción de Cimangola, y sin pretender posicionarse entre los grandes de la industria cementera del continente (donde sobresalen países como Nigeria, Sudáfrica y Egipto) Angola ha comenzado a vender el excedente de cemento más allá de sus fronteras.
La nueva fábrica Cimangola II ha entrado en actividad en un momento en que los niveles de producción ya cubren la demanda interna del país, y garantizan la estabilidad del precio del producto en el mercado (frente a las oscilaciones cambiarias a las que estaba sujeto cuando había que comprarlo en el exterior).
Pero, como en todas las áreas, las capacidades instaladas no siempre se explotan a su máximo rendimiento. La industria cementera angoleña ha ido ajustando los niveles de producción a la demanda, en un momento en que el sector de construcción en el país pasa por un período de retracción.
Los datos indican que el país alcanzó hace dos años una capacidad de producción instalada de 8 millones de toneladas de cemento anuales, cuando las necesidades actuales del mercado nacional están alrededor de los 6 millones de toneladas anuales. Garantizada la autosuficiencia, ahora se trata de exportar un excedente de unos 2 millones de toneladas de cemento made in Angola.
El mal momento financiero que atravesó Angola cuando cayó el precio del petróleo forzó la paralización de algunas obras y la desaceleración de otras, incluso en el sector público, donde las inversiones disminuyeron considerablemente.
Pero, incluso en esta coyuntura económica, el precio del cemento se blindó, haciéndolo casi inmune a las oscilaciones cambiarias. Contrariamente a lo que sucedió con los precios de la mayor parte de los productos (que registran un aumento proporcional a la devaluación de la moneda angoleña) el del cemento no sufrió sino ligeras alteraciones, incapaces de perturbar el mercado.
La bolsa de 50 kilos de cemento del tipo "portland", el más utilizado en construcción civil, ha oscilado entre los 1.200 y los 1.400 kwanzas (entre 6 y 7 euros), sin grandes cambios en relación a los últimos tres años.
En cuanto al periodo más reciente, en los últimos tres años, el precio del cemento en el mercado nacional ha registrado una caída de cerca del 30%. Con la entrada en funcionamiento de Cimangola II, si no se refuerza la tendencia de la caída del precio del cemento, y teniendo en cuenta la progresiva reducción de los costes de producción y que ya no es necesario importar clinker, esta industria será una de las más estables.
Sólo el hecho de no tener que comprar clinker en el exterior, hace que Cimangola ahorre anualmente unos 50 millones de euros. Pero otras fábricas, como Secil Lobito, que aún no producen clinker, también tienen la posibilidad de ver reducidos los costos de producción, ya que pueden comprar en el mercado nacional.
Equipada con tecnología de punta, Cimangola II, además de cemento, produce clinker en cantidades suficientes para cubrir la demanda nacional. La planta tiene capacidad para generar cerca de 2 millones de toneladas de clínker al año.
Con una inversión de unos 340 millones de euros, sus instalaciones se han levantado en un área de aproximadamente 700 hectáreas, en los alrededores del municipio de Cacuaco (Luanda). Sumando las dos fábricas, Cimangola y Cimangola II, la compañía eleva su capacidad de producción de clinker a cerca de 2,4 millones de toneladas al año.
Con esta nueva unidad de producción, Cimangola recuperará el liderazgo del mercado, que le arrebató China Internacional Fund Angola. A pesar de ser la segunda cementera más antigua del país, después de la Secil Lobito, Cimangola es la primera en producir clínker. Y esa es la clave.
Cuando en 2002 Angola alcanzó la paz y comenzó la reconstrucción de las infraestructuras destruidas por la guerra, Cimangola, que en aquel momento ya lideraba el mercado, inició un proceso de reestructuración. Pero la urgencia y el volumen de las necesidades obligaron al Estado a importar cemento y clinker.
Unas pautas de comportamiento que han durado hasta 2014, cuando el Gobierno tomó la decisión de proteger la producción nacional, incentivando el consumo del cemento angoleño. Desde entonces, un decreto conjunto de los ministerios de Economía, Industria, Comercio y Construcción prohíbe la adquisición de cemento en el exterior, con excepciones para tres provincias fronterizas (Cabinda, Cunene y Cuando Cubango), que tienen derecho a una cuota de 150.000 toneladas cada una.
El Decreto Conjunto nº 15/14 de 15 de enero, y los sucesivos, justifican la prohibición con el hecho de que el país ha alcanzado niveles de producción superiores a la demanda, fruto de grandes inversiones en el sector, realizadas en los últimos años.
Las primeras inversiones en la industria cementera nacional resultaron en dos nuevas fábricas, la FCKS y la China Internacional Fund Angola, que implantaron tecnología punta para producir clinker mediante la técnica conocida como “vía seca”. En ese momento, Cimangola aún empleaba la “vía húmeda”, cuyo proceso es más largo y costoso.
Hasta la entrada en funcionamiento de la segunda fábrica de Cimangola, según el Ministerio de Industria, el país producía 4,8 millones de toneladas de clínker al año, con China Internacional Fund Angola y la FCKS liderando el proceso. Cimangola II eleva la capacidad de producción de clinker del país a cerca de 7 millones de toneladas anuales, con márgenes para exportar.
De hecho, el clínker producido en la nueva fábrica ya ha comenzado a ser exportado. El primer cargamento, que salió en barco, tuvo como destino a Camerún. Y ya se han firmado nuevos contratos de venta.
En la conquista del mercado regional, Angola tiene a su favor el Corredor del Lobito, una plataforma de transporte intermodal, que comienza en Lobito, y atraviesa las provincias de Huambo, Bié y Moxico, hasta el municipio de Luau.
La red de transporte está, además, en continua expansión. Mediante la línea ferroviaria de Camino de Ferro de Benguela, que conecta el país a la República Democrática del Congo y a Zambia, será posible llegar también a la ciudad de Beira, Mozambique, y Dar es Salaam, en Tanzania.
El proceso de reestructuración y expansión de la industria cementera nacional siempre ha contado con apoyos públicos, tanto en forma de compartición financiera del Estado, como en forma de incentivos fiscales para los inversores privados.
Para la construcción de la segunda unidad de producción de Cimangola, por ejemplo, el Estado concedió beneficios fiscales y aduaneros a los inversores, por un período de cinco años, a partir de la fecha en que la fábrica pase a incorporar el 90% de la mano de obra.
En el marco de las ventajas fiscales que el Estado ofrece, Cimangola II queda exenta de los impuestos industriales y de aplicación de capitales sobre los beneficios distribuidos, y se beneficia de una reducción del 2,5% en los impuestos de aplicación de capitales sobre los intereses de los intereses de los préstamos contraídos en el marco del proyecto.
Además de las ventajas fiscales, el Estado exime a la nueva empresa del pago de derechos de aduana en bienes y equipos, quedando únicamente obligada al pago del impuesto del sello.
Gracias a este apoyo, hasta el año pasado, el sector registró 2.255 nuevos puestos de trabajo directos, cubiertos mayoritariamente por angoleños.
Las necesidades de la reconstrucción del país, tras firmarse la paz, colocaron a la industria cementera en el centro de las áreas prioritarias de inversiones públicas y privadas.
La mayor inversión en el sector se hizo en la localidad de Bom Jesús, en Luanda, donde el gigante chino CIF instaló una fábrica con dos líneas de montaje, una para clinker y otra para cemento.
La segunda mayor inversión fue hecha por Cimangola, también en Luanda, que para enfrentar los desafíos de la reconstrucción modernizó sus infraestructuras, aumentando su capacidad de producción. Hoy Cimangola cuenta con dos fábricas, que juntas producen más de 5 millones de toneladas de cemento, de las 8 toneladas anuales que se generan en el país.
La Fábrica de Cemento del Cuanza-Sur, con una capacidad para 1.330.000 toneladas de clínker y 1.400.000 toneladas de cemento anuales, también entra en las cuentas de las grandes inversiones realizadas en el sector.
Pero la pionera en la industria cementera angoleña es Secil Lobito, que entró en funcionamiento en la segunda mitad del siglo XX, concretamente en 1952, como Compañía de Cementos de Angola, habiendo pasado a lo largo del tiempo por varias transformaciones.