Aunque es una de las principales zonas petroleras de Angola, Cabinda está haciendo una apuesta "fuerte" en la agricultura, la ganadería y los recursos marinos. Y los resultados empiezan a notarse.
Si hasta hace unos pocos años, las explotaciones agropecuarias de esta provincia eran esencialmente de carácter familiar y, por lo tanto, más orientadas a la autosuficiencia alimentaria, el escenario de hoy es completamente diferente. Son visibles signos claros de un sector empresarial cada vez más activo, fruto de una serie de incentivos del sector público y también de la banca, como acceso a crédito y puesta a disposición de equipos. Las familias con alguna tradición en la práctica de la agricultura son los principales beneficiarios de estas medidas.
En Cabinda, la agricultura ocupa hoy un lugar destacado en el marco del programa de diversificación económica y de lucha contra el hambre y la pobreza. Y, hasta finales de este año, la provincia espera aumentar en un 50% la producción de bienes agrícolas de primera necesidad.
Con la producción de mandioca y plátano dominando en casi el 90% del territorio, y la situación privilegiada de la provincia, rica en recursos hídricos y extensas tierras fértiles, las perspectivas apuntan a la producción a gran escala.
En la práctica, hablamos de más 445.000 toneladas de raíces y tubérculos (mandioca, pero también patata dulce), más de 1.753 toneladas de cereales y más de 2.500 toneladas de leguminosas y oleaginosas. Con respecto a la producción de hortalizas, este año se espera cosechar 276.000 toneladas, y cerca de 20 de café.
Las cifras sobre las cosechas registran progresivamente un crecimiento desde el año 2013. Hay incluso casos, como el de la mandioca, en el que la producción de ha duplicado. De la misma manera, también se ha multiplicado el número de familias, agricultores y empresarios a quienes el Gobierno concede todas las facilidades para que ejecuten, sin grandes limitaciones, sus proyectos. Sólo el número de familias campesinas asociadas pasó de 30.688 (en 2013) a 42.842 este año.
Las metas previstas para la agricultura en Cabinda son alcanzables, con el desempeño de las familias campesinas y agricultores repartidos por las diferentes comunidades de los municipios de Cabinda, Belice, Buco Zau y Cacongo.
Para mantener a Cabinda en la ruta de la producción agrícola, las autoridades apuestan por proveer material de labranza (como azadas, palas, pulverizadores, regadores, motobombas) y semillas de maíz, hortalizas y frijoles, plátano, mandioca, patata rena, o cacahuete entre otros.
Pero el Gobierno sabe que la mecanización es imprescindible para alcanzar una agricultura sostenible y competitiva. Por eso, además de la adquisición de materiales agrícolas, prioriza la adquisición de tractores, diversas máquinas y otros equipos técnicos para viabilizar y acelerar la preparación de las tierras para el cultivo en todas las comunidades.
De entre los municipios de Cabinda que sobresalen por la producción de hortícolas, hay uno que destaca especialmente: el Valle del Yabi. De aquí salen los tomates, coles, berenjena, pepino y otras hortalizas que alimentan la ciudad de Cabinda.
Al menos 30 agricultores, 260 campesinos y 52 familias de ex militares trabajan en unas 200 hectáreas en ese valle, que es a Cabinda lo que Cavaco a Benguela. Un inmenso perímetro agrícola de la región, con un tremendo potencial para la producción agrícola.
Yabi tiene las condiciones ideales para convertirse en un auténtico polo agro-pecuario e industrial de la provincia. En el Valle existen también amplias extensiones de palmar, lo que garantiza la supervivencia de miles de familias de la región. Son ya cientos los jóvenes que se dedican a la producción artesanal de aceite de palma, y hay un proyecto de una unidad industrial para su procesamiento (al igual que en el Buco Zau, otro municipio con fuerte tradición en la producción de palmar).
También es notable la actividad de Tando Zinze, una comuna del municipio de Cabinda, donde se cultiva frijol, café, ginguba, mandioca, maíz y plátano. En Cacongo, está la mayor concentración de plátano de la provincia, con previsiones de exportar, sobre todo para los mercados de países vecinos, como la República Democrática del Congo. Y en el municipio de Belice la mitad de la población está involucrada directamente en la producción agrícola, especialmente mandioca, patata rena, banana, ginguba y frijoles.
En el pasado, los agricultores de Cabinda exportaban cacao a Europa y Estados Unidos. Unas 500 toneladas año. Una actividad que el Gobierno pretende ver retomar, con la ayuda de inversores nacionales y extranjeros interesados en esta actividad.
En el Buco Zau, el municipio con las condiciones climáticas más favorables, se ha creado un vivero donde están disponibles 300.000 mudas de cacao. Suficientes para cubrir más de 270 hectáreas.
Una parte de las semillas se adquiere localmente y otra en Santo Tomé y Príncipe. Y en una primera fase, se distribuirán 91.000 plantas de cacao a 316 agricultores, organizados en cooperativas de diferentes comunidades pertenecientes a los cuatro municipios de Cabinda.
El Plan de Desarrollo de Cabinda para el quinquenio 2013/2017 ya contemplaba el relanzamiento de los cultivos de café, cacao y palmar, actividades alineadas con el programa de diversificación económica.
Aunque esta provincia tiene poca tradición ganadera, y cuenta con un registro de tan sólo 81 ganaderos, Cabinda ensaya una estrategia para desarrollar tejido ganadero de calidad, capaz de acabar de forma drástica con la importación de carne.
A consecuencia de la crisis económica que atraviesa Angola, hay dificultad para conseguir divisas extranjeras con las que pagar las importaciones. Por eso es tan importante acelerar este proyecto. Para este año, se espera reducir en un 15% la importación de carne, sustituyéndola con la producción local.
Los estudios del Ministerio de Agricultura apuntan que Cabinda tiene condiciones para ser una potencia en la cría de ganado, con un clima que facilita la adaptación de los animales. El Gobierno ha adquirido 635.000 cabezas de ganado en la República Democrática del Congo, destinadas a reforzar el potencial ganadero de la región.
Pero como no sólo de carne bovina vive Cabinda, se espera que este año el mercado local reciba 22.653 toneladas de carne caprina, 14.949 de ovina y 55.185 de cerdo de producción local. Son buenos indicadores en el camino de la autosuficiencia alimentaria en el ámbito de la carne.
Para que el sector ganadero crezca a buen ritmo, el Gobierno necesita la participación de los empresarios, a quienes concede fuertes incentivos para la instalación, por ejemplo, de aviarios, mataderos, unidades de raciones y centros de asistencia técnica, entre otros.
Estos apoyos permiten el paso de una producción rudimentaria hacia una más sostenible y capaz de atender el elevado consumo de carne de ave y huevos (dos de los productos más importados).
La producción de carne de ave en Cabinda debe alcanzar las 196.000 toneladas a final del año para cumplir los objetivos del Gobierno, que tiene como meta la reducción del 25% de su importación.
El sector pesquero de Cabinda también tiene potencial, y se prevé un crecimiento acentuado al final de este quinquenio. Fuentes locales señalan que podría crecer hasta un 40% el aprovechamiento de las capturas, lo que conlleva un fuerte aumento en la inversión en las estructuras de frío para la conservación del pescado.
Los expertos fijan en un 30% el aumento del aprovechamiento de las capturas por transformación, mientras que la cuota de pescado procedente de la acuicultura debe alcanzar el 15%.
En las aguas marítimas de Cabinda operan actualmente 228 embarcaciones, con 1.824 pescadores, cifras que pueden incrementarse el 30% hasta finales de este año, aprovisionando el mercado nacional con 6.000 toneladas de productos de la pesca artesanal, 1.000 de la pesca semiindustrial y 400 de la pesca continental. La acuicultura debe contribuir con cinco toneladas.
La relevancia atribuida por el Gobierno de la Provincia de Cabinda a la pesca deriva, no sólo de la disponibilidad para suministrar alimentos a la población, sino también de su elevado potencial de empleo, en una región donde los niveles de desempleo todavía son elevados.
La adquisición de redes de pesca, anzuelos, motores de pesca y pequeñas embarcaciones tipo chatas, es sólo parte de las acciones emprendidas por el Gobierno para desarrollar el sector pesquero como uno de los principales vectores de la economía en Cabinda, más allá del petróleo.